lunes, 3 de junio de 2013

SHARBAT GULA

Te he visto tantas veces de mano en mano. Has sido el centro de charlas banales y en otras, quizá más profundas, has creado un aura de derechos manoseados y pisoteados.
Con todo el respeto hacia quien te captó tras el objetivo de su cámara, he querido acariciar tus mejillas con mis pinceles, tal vez intentando arrancarte una sonrisa querida Sharbat, seguramente preciosa.

No lo he logrado, eso sí, he sido feliz hablando de nuestras cosas contigo en silencio.

BOTAS

Ahí, frente a la puerta, están dispuestas para un nuevo día. Ente los barrizales del campo, entre las piedras del camino, entre los penosos senderos del monte bajo... ¡siempre dispuestas!.
Hoy, queridas mías, tengo la sensación que ya no vestiréis horas de trabajo. Las manos que en otra hora anudaron los cordones no vendrán a desempolvar el cuero rudo, es posible que estén acariciando otra piel, tal vez más joven.